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Carole Fraresso, creadora de saberes ancestrales

  • Foto del escritor: Motché
    Motché
  • 13 jun 2016
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 31 may


Carole Fraresso, archéométallurgiste, fondatrice et directrice artistique de la maison de joaillerie précolombienne motché photographiée par Guillermo Vilcherrez

Photo: Guillermo Vilcherrez.


ENTREVISTA POR WOMEN SIDE

Carole FRARESSO / Fundadora de la Maison Motché.



Carole Fraresso, usted es una creadora de saberes. ¿Podría presentarse brevemente y contarnos un poco sobre su trayectoria?

Directora artística de la Maison de joyería Motché, soy arqueometalurgista de formación: una arqueóloga especializada en el estudio de las prácticas metalúrgicas de las sociedades antiguas.

Licenciada en Historia del Arte y Arqueología por la Universidad Michel de Montaigne de Burdeos, me incorporé en 2002 al Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA) de Lima como investigadora. Fue una oportunidad extraordinaria para realizar in situ mis investigaciones doctorales sobre los adornos de la gran cultura Mochica (también llamada “Moché”, 100–850 d.C.). Durante cinco años me dediqué al estudio de las joyas arqueológicas de las sociedades del antiguo Perú. Examinar, tocar y analizar las grandes colecciones arqueológicas del mundo, como las del Museo Larco o el Metropolitan Museum de Nueva York, y sumergirme de primera mano en las joyas descubiertas en las tumbas reales mochicas me abrió nuevas perspectivas, más concretas: dar de nuevo vida a esa joyería milenaria.

Doctora en Arqueomateriales desde 2007, dejé Francia en 2009 para emprender en Perú un nuevo proyecto desde una perspectiva experimental. Tenía en mente aplicar los resultados de mis investigaciones para diseñar joyas inspiradas en los códigos tradicionales, estéticos y técnicos, de la joyería precolombina. En 2010, fundé la Maison Motché Paris–Lima junto a un equipo de tres colaboradores. Motché también es una historia de encuentros y de talentos. En 2011, Motché presentó su primera colección exclusiva de joyas para el Museo Larco de Lima. Le siguieron colaboraciones con el Museo de Etnografía de Ginebra (2015) y el Museo de las Américas de Auch (2018).

¿Por qué eligió hacer un doctorado en arqueometalurgia?

Por pasión y curiosidad. Siempre me han atraído profundamente las civilizaciones precolombinas y la gran diversidad de tradiciones en América Latina. El Perú posee una larga y fascinante tradición en orfebrería, que paradójicamente sigue siendo poco conocida. Por eso decidí especializarme en el ámbito de la orfebrería andina.

El metal, por sus propiedades físico-químicas particulares, es mi material de predilección. Suena, vibra, brilla. Puede ser fundido y/o deformado. Es maleable y dúctil, o por el contrario, duro y resistente. Las aleaciones permiten obtener una amplia gama de colores… y además, es un material reciclable. Los artesanos del pasado, ya sea por elección técnica o cultural, sabían aprovechar todas estas "cualidades" para crear objetos con funciones diversas.

Más allá del descubrimiento arqueológico, yo quería realizar investigaciones tecnológicas para intentar restituir los gestos y formas de pensar de esos diseñadores de otro tiempo.

Por ello me incorporé al Laboratorio de Investigación en Arqueomateriales de la Universidad de Burdeos (CRP2A–UMR5060 / CNRS), donde me formé en los métodos de la Ciencia de los Materiales.


Usted es una de las pocas personas en el mundo que domina las técnicas antiguas de fabricación de joyas precolombinas peruanas. ¿Cree que este savoir-faire está en vías de desaparecer definitivamente?

¡Sí, es cierto! El Savoir-Faire de la Maison Motché es único en el mundo. También tiene una identidad propia que se expresa en la notable ligereza de las joyas Motché. Todas nuestras creaciones se elaboran a partir de láminas delgadas de oro o plata, de menos de un milímetro de grosor, lo que permite combinar dimensiones a veces imponentes con una gran movilidad en las formas.

Algunos gestos están indudablemente perdidos, y otros están a punto de desaparecer. En los últimos 30 años, la producción masiva de joyería estandarizada ha invadido progresivamente el mercado peruano. Las consecuencias han sido dramáticas para los oficios tradicionales. La mayoría de los orfebres del norte del Perú, al no poder competir con estas producciones de bajo costo, se han visto obligados a cerrar sus propios talleres o alejarse de sus familias para ir a trabajar a talleres mecanizados en el centro de Lima, o peor aún, a dejar el oficio por completo.


« La joyería precolombina es un oficio de conocimientos ancestrales, un oficio por aprender de nuevo ».

Era, por lo tanto, urgente desarrollar acciones para preservar este frágil patrimonio. Motché es, en cierto modo, un taller experimental, donde redescubrimos procesos milenarios de fabricación creando, completamente a mano, joyas en ediciones limitadas y, en algunos casos, incluso piezas únicas.

La joyería es un ejercicio de paciencia y rigor que Armando, uno de los pocos artesanos que aún posee este arte tradicional, transmite a su aprendiz. Preservar significa garantizar la transmisión de los saberes y a las ademanes a las futuras generaciones de orfebres.


¿Cuáles son las consecuencias para el patrimonio?

El fenómeno de la globalización afecta también a Perú. Aunque conlleva una economía creciente y una "mejor" accesibilidad a los productos de consumo, también representa un peligro real a nivel cultural: el de hacer desaparecer numerosas expresiones culturales. Esta diversidad cultural exige la preservación y la promoción de lo que hoy se denomina el “patrimonio inmaterial”, que es el crisol de la creatividad y el motor de las culturas vivas.

El patrimonio inmaterial abarca una infinidad de expresiones que portan los valores profundos de la vida de un pueblo y de una comunidad: las tradiciones orales, los conocimientos tradicionales, los saberes y gestos para la creación de culturas materiales, los sistemas de valores, las lenguas. Estas diversas formas de expresión son las fuentes fundamentales de la identidad cultural. Lamentablemente, cada día están más amenazadas por el creciente fenómeno de la uniformización a escala mundial.

Como garante de la preservación de los saberes tradicionales de la joyería peruana, la Maison Motché ha definido una estrategia de desarrollo responsable y sostenible. Se trata también de detectar artesanos peruanos de excepción para constituir un vivero de expertos formados en la transmisión de gestos en peligro de extinción.


¿Cómo nació su marca, Motché Paris-Lima? ¿Cuáles fueron sus inspiraciones?

Mi inspiración, ante todo, viene de mis investigaciones, basándome en datos analíticos, iconográficos e históricos de colecciones públicas y privadas alrededor del mundo. Mi inspiración proviene, por supuesto, de los tesoros arqueológicos hallados en las tumbas reales del Perú. Mis creaciones nacen a partir de un conjunto de piezas cuyas formas, contextos históricos y símbolos cuentan historias, mitos. Otras piezas se inspiran en cualidades tecnológicas: el brillo, el sonido y el movimiento. Las experiencias sensoriales forman parte integral de las joyas Motché.

También me influye el cruce entre la artesanía tradicional y la moda. La idea es reinterpretar la joyería peruana tratando de llevar ese savoir-faire artesanal a costumbres y usos modernos.

El arte, la moda y el diseño, ya sean de origen latinoamericano o europeo, también son fuente de inspiración. En mi esfera personal, me rodeo de ilustradores, diseñadores, fotógrafos… Me inspiro mucho en su trabajo. ¡De hecho, me encanta colaborar con ellos!


¿Según usted, cómo puede sublimarse a la mujer a través de la joya? ¿Cuál es su relación con las piezas?

Una joya sublima a la mujer cuando ésta desarrolla una relación particular con ella, al punto de no querer quitársela jamás. Para mí, una joya no debe tener una función decorativa o efímera; eso la hace invisible.

Debe poseer una historia, carácter, y estar impregnada de una esencia auténtica. Así, puede vestir por completo a una mujer. Lo sublime es que, al llevar esa joya, una mujer no necesita necesariamente estar vestida con las prendas más elegantes. Me encanta combinar las joyas Motché con un atuendo “cotidiano”: es ahí donde se revela el esplendor de la joya y aporta un toque de sofisticación. ¡La joya lo es todo!

Al crear mis colecciones, desarrollo vínculos muy fuertes con mis piezas. Cada creación es completamente parte de mí. Conozco las características de cada joya: un corte más acentuado, un motivo desplazado, la huella singular de una herramienta, etc. Todos esos detalles las convierten en piezas únicas. Eso es también lo que transmito a cada mujer iniciada en el universo de Motché. Se crea entonces una relación íntima entre ella y su joya, ya sea social, cultural o afectiva.


¿La relación con el cuerpo y la belleza es realmente diferente a la de Occidente?

¡Sí, mucho!

En los Andes, la relación con el cuerpo es inevitablemente distinta, debido tanto a la geografía y el clima como al peso de una tradición cultural profundamente arraigada. Las mujeres de las comunidades andinas deben ser robustas y fuertes para poder afrontar las labores diarias. Una mujer bella es una mujer que trabaja duro y que, gracias a su esfuerzo y dedicación, aporta a su familia todo lo necesario para vivir. Además, siguen usando su vestimenta tradicional, que no sólo sirve para protegerse del frío, sino también para mostrar su pertenencia a un grupo y su identidad social.

En las regiones amazónicas, la noción de belleza es muy similar. Está ligada al trabajo y a la productividad de las mujeres, y por tanto a su salud. De hecho, los hombres evitan a las mujeres demasiado delgadas por temor a que no tengan suficiente fuerza para trabajar.

En las zonas costeras y en la capital, las mujeres siguen los estándares de belleza "comercializados" por el Occidente. El Perú está invadido por imágenes de mujeres occidentales "perfectas" (todas blancas, cabe destacar), a las que muchas peruanas desean parecerse: tener el cabello largo, liso y rubio, ser altas, delgadas y tener los ojos claros. Estos estándares de belleza también funcionan como marcadores de estatus social en el Perú. Así, el cuerpo femenino se convierte en objeto de presiones sociales y culturales. Cada vez más peruanas ven en la cirugía estética una forma eficaz de corregir sus "imperfecciones".

¿Quiénes son sus mentores/íconos/ídolos?

Mi mentor profesional es Michel Pernot, director de investigación en el CNRS, especialista en bronces y aleaciones de cobre. Este hombre encarna la investigación moderna. Se arriesgó a dirigir mis estudios en un terreno cultural que le era desconocido y me ofreció su plena confianza, tanto científica como humana. Fue un gran apoyo en la implementación de mi proyecto de investigación en Perú. También fue él quien me hizo descubrir la riqueza del mundo artesanal y sus vínculos inquebrantables entre el pasado y el presente. Nos hemos enriquecido mutuamente con nuestros respectivos conocimientos; hoy trato de seguir su línea de conducta.

Mi ícono es la arquitecta Andrée Putman, una mujer de muchas vidas, libre; una narradora de proyectos con una sofisticación extrema.

Mi ídolo es el joyero Munnu Kasliwal del Gem Palace en Jaipur. Admiro su virtuosismo. Su talento dio una aura única a la joyería tradicional india, como lo demuestran sus colaboraciones con el Metropolitan Museum de Nueva York. Es un hermoso ejemplo de patrimonio cultural vivo y sostenible.

¿Cuál es la cita que más le inspira?


En el día a día: Haz siempre lo mejor de ti, incluso si nadie te está mirando.

En el trabajo:"Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y ser más, entonces eres un líder.", John Quincy Adams.

Para los iniciados de la Maison Motché:"No hay buen dorado si no es de oro.", Henri-Frédéric Amiel



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